¿Quién dijo que murió Monsiváis? ¿Quién?


¿Quién dijo que murió Monsiváis?... ¿Quién?

El no murió, sigue con nosotros, solo que ahora ha cambiado de casa, ahora vivirá en las míticas tierras de Chicomóztoc, donde moran los grandes hombres, esos hombres del valle de Anahuac; donde yace el gran cantor de la primavera, el sabio y filosofo el emperador Nezahualcóyotl. También que a tal gracia lo acompañan el gran Tlacaélel, el gran Cuauhtémoc, y como anfitrión de la morada, el estratega Tenamaxtli y su compadre Zapata, entre otras personalidades.
Pero todos ellos de distintos tiempos, de distintas épocas tienen algo en común, todos ellos nacieron del barro y el maíz, todos ellos son guerreros y poetas, amantes de la humanidad, amantes de su nación, amantes de la cultura y por supuesto de su amada tierra. Por ella lucharon ayer, logrando la victoria y así la satisfacción de la libertad del hombre, de su libre determinación. Aún con muerte sabida, impecable destino sostenido hasta el final, esos ideales que no mueren y permutan en el aire esperando su tiempo, su espacio, porque los procesos sociales nunca se detienen, y menos se detiene la marcha de la historia que descansa en millares de líneas, líneas que asemejan mareas de alta mar que en momentos tranquilas yacen y en momentos son borrascas que destruyen todo a su paso. ¿Cómo? y que hace Carlos Monsiváis con semejantes inminencias.


¿Cómo? no sabéis que él fue un guerrero de las letras, que ha luchado en contra de la ultra derecha, que sus letras son más peligrosas que las armas convencionales, que gracias a él y a otros factores la sociedad despertaba de su profundo letargo, de su irrefutable enajenación ¡cuantos hombres vieron la luz en sus letras! ... El fue un luchador social, pero accionó en otros campos. Luchado con las armas literarias, con el verbo, con la poesía, con la retórica, con la ironía y con un sin numero de formas, de hecho le dio vida a las letras muertas del México aletargado, puso a temblar a la oligarquía con sus ensayos temido por pocos, amado por muchos.

Él no muere... permanece con nosotros... no se irá porque su pensamiento reposa en nuestra mente, reposa en las letras del cambio.

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